martes, 29 de mayo de 2007

TRAX / BEAT, ADIÓS CON EL CORAZÓN (ELÉCTRICO)


En la Navidad de 2003 me llamó la atención en el quiosco de la estación de autobuses de Albacete una revista que se anunciaba como de cultura de la música electrónica y de clubbing, y que llevaba en portada al potente Dave Clarke, que yo aún no conocía. El CD de regalo incluía, aparte del corte de Clarke -"The wolf", un trallazo tecno a pelo, que recordaba ligeramente a la sintonía de "El hombre y la tierra"- un avance del segundo disco de Mala Rodríguez -"Lo fácil cae ligero", ¡qué temazo!, poco después me compraría el CD-, y cortes de Plaid y muchos más que a mí me abrieron las puertas de un nuevo paraíso, al que, aunque yo sabía merodeaba por mis alrededores, no sabía muy bien cómo hincar el diente.
Desde entonces, y ese era el número 3 de la revista barcelonesa, he sido fiel a Trax en todas sus etapas -tuvo una breve desaparición, y últimamente cambió de nombre, se llamaba Beat, pero era lo mismo- y podría hacer una buena lista de la música que he descubierto gracias a ella, de los estilos que me ha ayudado a distinguir dentro de un concepto amplio de la música electrónica que siempre me ha gustado -que si tecno Detroit, minimal, house progresivo,..- y del inefable cuadro sinóptico tamaño poster que publicaron al respecto para explicar el origen de todos estas variaciones musicales, y que en mi casa fue objeto de mofa continua -aunque a JA los CD de la revista le gustan aún más que a mí-.
Ayer, al buscar en la red los contenidos del próximo número, me enteré de que junio será el mes de la despedida, que la editora ha hecho todo lo posible, pero que no rentabiliza, a diferencia de su hermana mayor francesa, que recientemente ha cumplido los cien números de edad. Me he sentido triste, porque la cita Trax era ya para mí una tradición de raigambre y un regocijo compartido, y porque este tipo de proyectos alternativos casi siempre se van al garete en España, lo que no me extraña dada la incultura musical que padecemos, la dictadura de la mediocridad que imponen las radios y televisiones y la falta de curiosidad imperante. Vamos, que me dan ganas de acordarme -y me acuerdo- de aquella canción de Kaka de Luxe que decía "Pero qué público más tonto tengo". Y además, todavía tenemos reciente la quiebra del Víbora. Eso sí, descuidad que ni el Marca ni el Hola van a desaparecer nunca.

Bueno, después de este desahogo, que espero me disculpéis, os informo de que ayer vimos un nuevo capítulo de la cuarta temporada de "A dos metros bajo tierra", maravilloso episodio como todos, en el que somos testigos de cómo un nuevo escarceo amoroso de Claire -con su amiga rubia- no concluye demasiado bien entre las sábanas. ¡Pero qué manía tienen todas las y los amantes de Claire en hablar sin parar durante el coito! Recuerdo aquella escena memorable en que el penúltimo chico le dice "¿Quieres que te acaricie los pezones?" y ella responde: "No si hemos de hablar de ello". Eso sí que es llevar los consejos de María Jiménez -"Háblame en la cama, dime pequeñeces..."- a sus últimas consecuencias,pero francamente queremos que nuestra Claire resuelva ya satisfactoriamente esta faceta. Y quienes vayáis más avanzadas en los episodios chitón, prohibido desvelar ni la más mínima escena de esta serie magistral que para mí es lo mejor que ha habido después de Pippi Calzaslargas.

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