sábado, 23 de junio de 2007

INTRODUCING THE HARDLINE ACCORDING TO...


Ayer vimos el último episodio de la cuarta temporada de A dos metros... ¡Me encantó, las inauguraciones de exposiciones de Claire, sean individuales o colectivas, son geniales! Espero que desacelere o dosifique un pelín su tendencia politoxicómana, pero escenas como la del espejo con su amiga esnifando la anfetamina último modelo y el soliloquio en torno a su obra -el atrevimiento y la ternura del nuevo milenio, tras el legado dadaísta y blabla- nos hacen desear que no deje la droga, de momento, porque así nos seguirá dando buenos capítulos -eso por no hablar del modelo que la madre de Brenda llevó al cocktail-. Sí tengo que decir, sin embargo, que me pareció un poco forzado el desenlace del misterio sobre la muerte de Lisa, pero si vale para que Nate deje de darle vueltas al coco, bienvenido sea.

José Ángel marchó esta mañana temprano en su moto nueva a una comida de trabajo, y yo, aprovechando que ya estaba despierto y hacía una mañana estupenda, me fui a leer al Parque del Oeste -Lunar Park, de Bret Easton Ellis, me la ha dejado mi hermana-; después cogí el teleférico y me planté en la Casa de Campo, pero estuve ya poco tiempo, porque empezó a apretar el calor -la nariz se me ha quedado sonrosada-.

((Hola, estás en una bitácora que se llama Tiburones en Korador. Es muy nueva, aunque ya tiene más de un mes y por eso ha llegado la hora de las presentaciones. Al otro lado está un varón nacido en los 60 y afincado en Madrid Centro, soltero pero emparejado. Este blog es:

HEDONISTA. Porque pretendo que sea una celebración de la vida, dentro de una filosofía que aprecia el placer y las cosas bellas.

POP. Es la estética que mejor se adapta a las cosas que cuento, muchas veces o casi siempre totalmente superficiales; la lástima es que no me pueda haber hecho el diseño Warhol o Liechtenstein -o Miguel Calatayud, en España-. Soy además fan sobre todas las cosas y desde siempre; otras facetas como la sociopolítica, se verán traslucidas en ocasiones, pero no son el objeto de la página, ya que para eso tengo otras parcelas, y en el momento actual tan saturado prefiero hablar de otras cuestiones. Quizá más adelante cambie de opinión.

SENTIMENTAL. Pero nunca nostálgico, porque la nostalgia es la sentimentalidad en negativo, acogota, no permite avanzar ni disfrutar del instante.

COMPARTIDO. Llevo años haciendo en mi casa una agenda con contenidos e imágenes similares; la novedad es la posibilidad de interacción, aunque sea de manera remota y durante un breve espacio de tiempo, y por supuesto el proceso inverso. Lo colectivo me interesa tanto o más que lo individual. Y el punto exhibicionista no es más que un signo de los tiempos; total, ¿para qué tanta intimidad?

GAY. Rotundamente. Puede que dentro de un tiempo, y gracias entre otras cosas a las leyes normalizadoras que se están aprobando, esto no sea más que una circunstancia entre otras. Para mí no, esa no ha sido mi vivencia, soy partícipe de la comunidad GLTB -sí, para mí es una comunidad- desde hace mucho tiempo y mi manera de ver la vida y de vivirla está en sintonía con el imaginario y la cultura o subcultura gay que se ha ido construyendo, que asumo, profeso y critico cuando haga falta.

Tiburones en Korador es un álbum de cómics que pedí siendo pequeño repetidas veces en la carta a los Reyes Magos pero que nunca llegó a casa -ya me explicó mi madre que lo intentaron, pero al parecer no se llegó a distribuir en Málaga-. Lo protagonizaba una chica increíble que se llamaba Anna -aunque luego he sabido que en Bélgica era Line, o Lina-.
Para mí es un sinónimo de: AVENTURA / FANTASÍA / ILUSIÓN / DESEO / EXPECTATIVA
Esa parte de la vida es la que me complace indagar: siempre que persista la posibilidad de encontrar los tiburones de korador, es señal de que algo extraordinario puede suceder en cualquier momento, si no está sucediendo ya, como me ha ocurrido hace unas horas cuando, tras bajar del teleférico, he aspirado la fragancia de la mañana)).

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