lunes, 3 de agosto de 2009

DUQUESA DE GUERMANTES


He vuelto tras una larga ausencia a la lectura de En busca del tiempo perdido. Por donde me había quedado, parte final del tomo 3 de la delicada edición de Lumen -con traducción de Carlos Manzano-, La parte de Guermantes. No tengo ninguna prisa en concluir esta obra, acostumbro a leer seis hojas en la cama, por la noche. Es como una infusión cuyo efecto se va filtrando lentamente, y no es hasta cierto tiempo que se va percibiendo. Aun pareciéndome incomparable, se está cumpliendo un presagio que tuve tras la lectura de su esbozo Jean Santeuil, en traducción de Pedro Salinas: entonces tuve la impresión de que por muy magna que fuera À la recherche... no me iba a impresionar tanto como esta obra primeriza, en la que ya late todo Proust en forma y contenido: es de una pureza descomunal esa novelita que ya se acomodó en mi memoria -y mi corazón-.

Los recuerdos de Marcel de su etapa familiar de Combray están marcados por los largos paseos que acometían. Según el lado que escogieran del camino, estaba la parte de Swann -quien de alguna manera es su modelo a lo largo de toda la obra- y la parte de los Guermantes, la familia aristocrática más ensalzada de toda Francia, en la que brilla con especial esplendor la duquesa de Guermantes. Su no presencia marca la mayor parte de este tomo, porque su prestigio a los ojos de Marcel se basa precisamente en el desconocimiento, la idealización.



Tras un cierto y lógico desencanto inicial al conocerla en persona, Marcel -que desde pequeño desarrolla la misma habilidad de Swann para ser admitido y mimado en los círculos más selectivos- va cayendo sin embargo en sus redes. Ella es siempre la última palabra en lo social. Su comportamiento marca tendencia, como diríamos ahora, independientemente de la posición que adopte, pues ya es de dominio común que a su elegancia incuestionada hay que sumar un acendrado y caprichosísimo esnobismo.

La duquesa de Guermantes aprovecha el privilegio del conocimiento. Si ella posee más información que los demás, no se va a dejar nunca sorprender. Todo es una cuestión de actitud. ¿Por qué va a ser un problema que su marido le sea infiel, si eso no tiene por qué afectar ni a su relación ni a su felicidad? Si una persona es considerada no apta para la vida social, ella se va a encargar de mostrar su ángulo original o fabricarlo si es preciso, y adoptarle bajo su paraguas protector. Lo que es común no procede, y por lo tanto desdeñará compañías supuestamente apetecibles y comportamientos asumidos, generando un gran estupor -y admiración- a su alrededor.



El horror al vulgo que los miembros de su clase social por definición sentían, podría decirse que en ella era horror a la vulgaridad, y como esta se halla también asentada en la aristocracia, era la principal y denodada ocupación de Mme de Guermantes hacerse distinguir de los miembros de su propio milieu, adocenados, mediocres. Realmente debía tener una mente ágil para estar siempre presta a llevar la contraria, acostumbrada a dirigir esa especie de partida de ping-pong imaginaria con la que levantó su reputación incuestionable, a fuerza de haber sido tan cuestionada.

(Al principio la descripción tan pormenorizada de esas batallas de salón puede resultar algo cansina, hasta que te das cuenta de que a través de ese campo de batalla Proust no sólo está describiendo peripecias particulares, sino todo el universo social y humano).

((La duquesa de Guermantes, que en realidad no existió o por lo menos no con esa denominación, fue encarnada por Fanny Ardant en la película de Volker Schlöndorff Un amour de Swann -1983-. La actriz se sintió molesta cuando un periodista de El Mundo confundió su papel con el de la mundana -en otro sentido- Odette de Crécy, por quien Swann pierde la cabeza: Il faut pas mélanger les torchons avec les serviettes, parece que dijo, no hay que mezclar churras con merinas. Y es que a Odette la encarnaba la muy sensual pero supuestamente no distinguida Ornella Muti)).

(El cuadro de apertura es Harmonie en chair et rouge (1869), de James Whistler).

19 comentarios:

combatientes70 dijo...

admiro tu capacidad para poder leer en busca del tiempo perdido... pero disfruto aún más con que no lo cuentes... yo espero empezar a leerlo en mi vejez... cuando me retire al mar... y me pague con el dinero de la pensión un chapero una vez al mes... y mientras leeré todo lo que no he leído en estos años... entre otras cosas en busca del tiempo perdido. besos...

Justo dijo...

Pero si ya ves al ritmo que voy, Antonio.. lo empecé hace unos años. Y cada vez peor, porque ahora tengo vista cansada y uso gafas. Pero por eso, como es para saborear.. y no se pasa de moda, como las de Stieg Larsson o como se llame.

Ahorraré un poquito para vivir cerca tuya en el mar... aunque a mí me queda menos.

El Deme dijo...

Es la novela que algún día leeré, cuando esté preparado. En cuanto a Fanny, toda película en la que sale ella, gana. Paranoid Park le da cinco estrellas el Fotogramas. Y en El País Semanal de este domingo, homenaje a Tintín (actores en pose de héroes del cómic). Uy, ya me he puesto al día contigo.

Santy Trombone dijo...

Todas las referencias que tengo de "En busca del tiempo perdido" son buenas, con lo cual me lo voy a tener que plantear muy en serio (lo de leerlo) creo que en estos "malos tiempos para la lírica que vivimos" seria un buen momento...

pon dijo...

Siempre es el mejor momento para leer a Proust. Su tiempo perdido es el mismo que el de la Humanidad entera. Su vivencia es la de todos, como la de nadie. Proust es el que sabe, lo contiene todo.

Lumen ha sacado esta edición tan preciosa, la tenía en la Feria, Justo. Todos los tomos, hasta el séptimo, "En busca del tiempo recobrado". Está muy cuidada. Sigue el mismo orden que la clásica de Alianza.

Me ha encantado tu comentario sobre Proust y su obra.
Besín.

Champy dijo...

Hay ocasiones en que por necesidad, por incompetencia, o por falta de tiempo adopto una técnica parecida a la tuya.... Al cabo del tiempo, en algunas ocasiones el número d epaginas definidas en un inicio aumenta, dependiendo del grado de interes de la lectura....hay ocasiones en que acabo apasionado devorando hojas y paginas y hojas y paginas, hasta que ya no puedo deprenderme de.

Cuando esto último ocurre, dicha lectura suele convertirse la mayoría de las veces en una de mis favoritas.

Proust es somnífero para muchas gentes.... incluído yo.

2046

molano dijo...

En mi primera juventud, en una residencia de estudiantes de Paris (Le toit familial), conoci a un estudiante canadiense que es hasta hoy mismo un buen amigo. El viaja siempre con la obra de Proust. Y yo le encuentro siempre en viajes que hacemos juntos para vernos. Leo a Proust cuando estoy con él exclusivamente. Lo asocio a estos viajes, que han ido cambiando a medida que creciamos y hoy son un poco une recherche du temps perdu.
Estupenda entrada, Justo.

marichuy dijo...

Justo

Me encantas... leer "A la búsqueda del tiempo perdido", no resulta fácil para todo mundo; hay quienes desisten de ella recién empezada. Pero lo que más me gustó, fue esta limpidez con que nos has contado tu reencuentro con el libro, la lenta sensación que te va produciendo esa lectura, hasta llegar al cine.

Tiene razón Molano, leer esa monumental obra es... hacer honor a su título.

Un beso

José Angel dijo...

Proust cansa. Eso no lo hace mejor ni peor: se ensimisma demasiado en un mundo perdido de clase aristocrática en el que él, personalmente, nunca fue aceptado. Para su dolor y para goce de los que le leemos: así los retrata, como animales hipócritas y viciosos. Lo sorprendente entonces es que quisiera con toda su alma haber sido uno de ellos. Pero es un genio cansino: la madalena, de tanto darle vueltas ante la taza, se enrancia.
Saludos.

Blueberry dijo...

Yo tardé mas de 5 años en leer "En busca...", y la verdad es que merece leer los libros. Eso sí, la versión de Valdemar. Entre Odette de Crezy y la duquesa de Guermantes, hay unos paralelismos asombrosos, mas de los que podría parecer como se verá en "El tiempo recobrado". Mi personaje favorito es M de Charlus,y la mejor escena del libro, para mí, es cuando el narrador descubre el "cortejo" entre Jupien y Charlus.
Puede cansar o lo que sea, pero es magnífico.

Justo dijo...

No tengo duda de que los comentarios son mejor que la entrada en sí. Me han encantado todos.

La táctica del número de páginas está bien, Champy, sí... Deme, estás de sobra preparado para acometer esta lectura maravillosa, para la que es verdad que a veces hay que tener un poco de paciencia, pero compensa con creces, ya lo creo... cuando te topas con una de las múltiples piedras preciosas que nos regala.

Si lo llego a saber te compro los tomos que me faltan, Pon,... que creo que son dos. Ya tengo ganas de llegar a El tiempo recobrado por lo que me has dicho, Blueberry...

Un abrazo a todos

@ELBLOGDERIPLEY dijo...

Me voy de vacaciones, y ya no comentaré hasta "finales de Agosto, principios de Septiembre", que parece título de peli...
Me resistía a poner un comentario "chez moi" sobre Proust, pero...el bloggerito tira al monte, que diría María del...:-)
Proust es grandioso, he leído dos volúmenes, aunque uno dejado a la mitad (no porque no me gustara)...Los tenía por la casa (familiar), allí había libros..., y consideré que era una de las cosas que había que intentar leer...
No es por la dificultad o la densidad (es posible que haya leído cosas más densas, no lo sé, he leído -modestamente- bastante...). Es un poco por el autor: siendo genial, y uno de los indiscutibles maestros de la descripción y el estilo de la historia de la literatura (es inimitable)...me separa un gusto personal de él (es sólo personal, aceptando, proclamando, porsupuesto que es un genio, y es enorme), y ello es, que necesito novelas en las que haya un poco más de acción (si hay mucha, me encantan, y aunque no haya, también)...Es sólo un poquito eso, a veces, cuando lo leía, sentía que necesitaba que la acción avanzara más, me decía "venga tío, acaba ya, cuéntame más", con esas descripciones de una acción, de un hecho, que duraban treinta, cuarenta, cincuenta páginas. Yo no me leía seis, me leía más (es que soy un poco compulsivo, inquieto...), me recreaba en el estilo, en las descripciones (es soberbio), pero acababa ligeramente enervado, con necesidad de más acción: es un mundo excesivamente autocontemplativo, descriptivo, decadente. Siendo un maestro, pertenece a los escritores en los que la descripción, la recreación de los ambientes lo puede y lo impregna todo, es casi un noventa por ciento de la trama (sino un noventa y nueve), y la acción, su progresión, apenas experimenta cambios en cada cincuenta páginas. Me gusta, pero es sólo que soy un lector un poco ansioso, tal vez necesito un progreso de la acción no tan slow, slow, slow motion (vaya, unos anglicismos):-)...Sin embargo, no me pasó con Lezama Lima, ó con Pessoa, que me divertí más (tal vez fueran momentos de lectura)...
Reconozco su grandeza, aún así, pero no del todo la de Gabriel Miró (considerado "el Proust español"), un escritor valenciano muy notable, de soberbio estilo, que se tira unas sesenta páginas para describir el gozo y el júbilo, de ver cómo brotan unas cerezas en un árbol...Como me lo recomendaron, lo intenté, éste sí que lo dejé a la mitad (son casos raros, he dejado a la mitad, no sé, seis libros en mi vida), y pensé "que lo ahorquen, o voy a ver si me entra un poquito de vida contemplativa en los próximos seis siglos de mi existencia"...
Bueno, "son escritores de acción lenta, muy lenta" -que diría Doña Paquita-, eso no quiere decir que no sean grandiosos...Depende del momento (esas seis páginas son un "compás" armónico)...todo depende del tipo de lector, del tipo de lectura que necesites en cada momento, del estado de uno: a veces lees para sufrir, para cultivarte, ensayo para que te ilumine y comprender, profundizar en ciertos hechos que no conoces bien, a veces para recrearte, muchas veces para evadirte...Hay una lectura para cada momento (no digamos los lectores de poesía)...Y cada escritor tiene su "tempo".
No soy excesivamente fanático de los escritores en los que impera el estilo y la descripción, ó se come a la acción demasiado, creo que debe integrarse una cosa y otra, no importa que sea lenta, o que haya poca, pero...Son gustos. Pero Proust es un maestro, sin duda, y sus traductores...ni te cuento, porque es dificilísimo, y claro, yo en francés no lo leí (no serían seis páginas, sino tres líneas por día, a ese paso...siete siglos de lectura...tomaremos "Revital" y antioxidantes...):-). La Ardant me encanta, y Jeremy Irons, pá qué contar.
Que me voy, que me voy, que me voy (como diría Sarita)...de vacas...a leer policíacos junto a...esos hombrecillos que pones a veces, que ni me mirarán, pero yo me cultivaré, y ellos jugarán al "voley playa":-)
Besotes.

Justo dijo...

Jajaj, los del voley playa, yo estoy en Francia y sigo viendo los beur que me gustan, pero mi novio me ha dicho que parezco Benny Hill y tiene razón, si es que siempre he sido voyeur pero ahora con más edad pues ya me pueden ir llamando viejo verde, y me da nosequé.

Bueno, Umbral decía que en Proust parecía que no pasaba nada, pero pasaba todo... todo lo que pasa en el pensamiento, que puede ir a la velocidad de crucero o quedarse estancado, dando vueltas a una idea. Es verdad que en ocasiones se entretiene demasiado en variaciones de lo mismo, y hay que esperar bastante a que se cambie de plano de pensamiento... a mí eso a veces me ha llegado a cansar cuando habla de cosas de sociedad, pero cuando disecciona la obsesión amorosa, no tengo ninguna pega.. cada mínima variación me resulta fundamental, e interesantísima. Y luego su expresión es tan bella.. bueno, yo conozco las traducciones, pero las que he leído son muy buenas.

Conozco a Gabriel Miró, y me apasiona Las cerezas del cementerio, es una de mis novelas favoritas.. aunque al principio me costó entrar, pero es bellísima, Ripley... sí, esas descripciones del júbilo cuando brota una cereza en un árbol son excesivas, pero es que es un alma muy romántica, la de Félix Valdivia -que por cierto interpretó muy bien para TV el guapo Félix Gómez-, muy goethe...

Sin embargo, Nuestro Padre San Daniel lo tuve que dejar a medio, un poco por lo de las descripciones que dices, ahí sí que pensé lo que doña Paquita.. en fin, como tú dices, también depende todo del ánimo que tengamos, de cuándo abordemos el libro... pero yo cada vez más si veo que no me captan los dejo recién empezados.

¡Pásalo muy bien! Un beso

Santi dijo...

Ooooyes, pues qué interesante esa duquesa, y el tal Proust, que sí, que algo he oído de él, pero mas que nada en Pequeña Miss Sunshine :)

Besos de das ganas de leer :O, cómo te atreves! :) Seis páginas cada noche, me voy pensando

pon dijo...

Bueno Justo, can't believe it......hombre, una de las prerrogativas de cumplir años(más de 40) es precisamente poder mirar todo lo que te de la real gana. Hasta a las donnas se nos permite, no vas a mirar tú. Dile a tu chico que lo que tiene que hacer es ir entrenándose en contemplar la belleza, que no es otra cosa, a que no??? Pues eso, que los años dan bula pa muchas cosas además de triglicéridos.

Estaba leyendo a mi Ripley y no sé porqué me ha venido a los ojos El sol del membrillo.

Justo dijo...

No, si miro Pon.. a estas alturas no se puede cambiar, ni quiero... y mi chico lo dice medio en broma, pero claro, tengo que hacer un poco como que le hago caso.. aunque él sabe que no.

Un besazo, reina

iuventianus dijo...

Sobre la (in)existencia de la Duquesa de Guermantes no estaría del todo de acuerdo contigo la Condesa Greffuhle, née Elizabeth Caraman Chimay:
http://jssgallery.org/Other_Artists/Philip_Alexius_de_Laszlo/Elizabeth_Comtesse_Greffuhle.htm
Disfruta del verano!

iuventianus dijo...

Oh, y quizá lo hayas visto ya, o quizá lo odies si lo ves, pero a mi me produjo el mismo placer de hojear un album de fotos de un querido viejo amigo:
http://filmsdefrance.com/FDF_Le_temps_retrouve_rev.html

Justo dijo...

¡Me pongo a ello, Iuventianus, gracias por la información!

Y bienvenido